Tras varios años trabajando en otras peluquerías, a la hora de abrir la suya propia, Begoña Gayol lo tuvo claro. Iba a ser en La Calzada. Por eso cogió un local y lo convirtió en su negocio a apenas unos metros de la calle de Los Andes, donde nació. Esta vecina del barrio “de toda la vida” lleva 7 años atendiendo a sus amigas, cuidando su melena y también escuchando sus problemas.
Cuidar el cabello y saber escuchar
Para Begoña estas son las dos claves por las que su negocio de peluquería funciona. Muchas de sus clientas, ya amigas, se confiesan en esos ratos entre tintes, cortes de pelo o peinados elaborados para un evento. Y es que han sido tiempos duros, y muchas veces contar con una amiga que te escuche es fundamental. Y eso a Begoña se le da muy bien.
Si echa la vista atrás confiesa que no pudo tomar una decisión mejor que volver al que siempre había sido su barrio. El carácter abierto de la gente y el encontrarse cada día con un conocido con el que compartir un café o unos minutos de charla es muy positivo.
Ahora toca seguir trabajando y mimando a las vecinas del barrio de La Calzada desde el local de la calle Ecuador. Begoña espera que durante muchos años sea así.